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miércoles, 19 de abril de 2017

LA BATALLA OCULTA


Con el acto celebrado ayer, 18 de abril, en el Coliseo Rumiñahui, elConsejo Nacional Electoral atendió debidamente el pedido inicial de recuento parcial de la votación dada por la ciudadanía en las elecciones del 2 de abril; acto efectuado con la participación de centenares de observadores, autoridades electorales, delegados de Alianza País, oficiales de las Fuerzas Armadas y de la Policía, a la vez que  solemnizado y certificado por numerosos observadores internacionales, la OEA incluida.

Los representantes de los peticionarios que debían acudir en nombre de CREO-SUMA brillaron por su ausencia. Y es que previamente habían cambiado su solicitud inicial de un recuento parcial por la ilegal y astronómica petición de que se contaran todos los votos emitidos en la segunda vuelta, es decir, cerca de 12 millones. De haber sido esto posible, allí los tendríamos a los delegados del binomio perdedor Lasso-Páez haciendo líos en la verificación de cada voto a cuenta del supuesto fraude que ellos alegan, para que la proclamación del binomio victorioso Lenin Moreno-Glas demorara por los siglos de los siglos, amén.

Ahora debemos esperar nuevas maniobras dilatorias, como el calentamiento de las calles efectuado por grupos y militantes de la Alianza derechista derrotada, fuesen pagos o simplemente fanatizados por la propaganda y las consignas venenosas de la ultraderecha, cuya consigna inalterable es y será impedir la gobernabilidad del presidente electo por las mayorías, para que fracase todo intento de continuar, profundizar y mejorar la política de la Revolución Ciudadana, que tantos logros ha tenido en esta década a favor de los sectores pobres y vulnerables de la sociedad ecuatoriana.

En la candente contienda electoral que vivimos, está presente un enfrentamiento de dos modelos irreconciliables: el de los necesarios cambiospolíticos y sociales con Lenin Moreno, y el neoliberal de  la ultraderecha: privatización de la educación, la salud pública, la seguridad social, las diversas empresas del Estado y , de paso, el despido masivo de servidores públicos, la rebaja de los salarios y horas de trabajo en las empresas privadas, a lo que se agrega la consolidación del imperio mediático ejercido por un conjunto de medios especializados en la desinformación, la mentira y la calumnia. 

Todo esto sin contar con que detrás del proceso electoral ecuatoriano, hay una batalla oculta que libra la patria de Eloy Alfaro y toda América Latina contra la dominación norteamericana, ávida por recuperar mercados, apoderarse de nuestros grandes recursos naturales, volver a los gobiernos colonizados y convertirnos en bases militares para consolidar la política de dominación mundial en que se hallan febrilmente empeñados los señores de la guerra: los fabricantes de la industria bélica más descomunal de todos los tiempos, que se mueve tras el Pentágono, al cual Donald Trump acaba de dar muestras abiertas de adhesión con el incremento del presupuesto de defensa y los bombardeos de Siria y Afganistán.

Esta batalla oculta debe ser denunciada y esclarecida para que la comunidad ecuatoriana en su conjunta comprenda que aquí, en nuestro pequeño país, la lucha liberadora será más dura y prolongada de lo previsto, pues detrás de las ambiciones de un banquero y las bravuconadas de un fascista incendiario, están los designios de dominación mundial que alimenta el imperio más grande y bárbaro que ha sufrido el planeta Tierra.

E-mail: jaigal34@yahoo.es          Twitter: @jaigal34
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P.D. Le invito a que escriba su comentario en el recuadro de abajo, no importa si está a favor o en contra. Ejerza su derecho a decir lo que piensa.

C. M. Luis Fernando Carvajal Herrera.
Atte.

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miércoles, 12 de abril de 2017

MÁS ALLÁ DE LAS URNAS


El 2 de abril concluyó el proceso para elegir presidente y vicepresidente de la República, entre los binomios Lenin Moreno-Jorge Glas y Guillermo Lasso-Andrés Páez. Las cifras que arrojaron las urnas arrojan como resultado el triunfo del primero, por una cifra cercana a los 250 mil votos, cuando legalmente con un solo voto de ventaja ya era ganador. Lleno de rabia y despecho, el segundo binomio ha llevado su derecho al pataleo a límites extremos para que se desconozca esa legítima victoria de los candidatos de Alianza País, apoyados por centenares de organizaciones y colectivos sociales. 

Victoria reconocida por cerca de 300 observadores internacionales, incluidos los de OEA, entidad llamada a gritos por los propios perdedores días antes del 2 de abril, seguramente convencidos que les iba a dar una mano, dados sus antecedentes intervencionistas, favorables a la política norteamericana. Luego el triunfo de este binomio fue reconocido por gobiernos y misiones diplomáticas del mundo entero, incluido el gobierno de Estados Unidos.

Pero el derecho al pataleo se ha convertido en peligrosas pataletas que no solo afectan a la imagen de los derrotados sino que pone en riesgo la existencia misma de la frágil democracia que ha construido el país con grandes sacrificios, particularmente en los últimos diez años. 

El desconocimiento de la autoridad del Consejo Nacional Electoral, el irrespeto a la misma, las amenazas de muerte a su presidente, la vocinglería sobre un inexistente fraude, el asedio físico a las sedes electorales en Quito, Guayaquil y otras ciudades, la absurda pretensión de que se recuenten los once millones de votos emitidos (tarea que además de ilegal llevaría varios meses), a lo cual se suma el delirante pedido de Enrique Herrería quien, saliendo de su tumba política, clama porque se realice ¡una tercera vuelta!

Todo esto forma parte de un plan de desestabilización del gobierno actual y del entrante. Deslegitimar la victoria de Lenin Moreno y sembrar de obstáculos el camino de la gobernabilidad que necesita para constituir la nueva administración e iniciar el cumplimiento de su plan de reivindicaciones sociales, progreso económico y consolidación de las instituciones del Estado. De allí proceden las desvergonzadas maniobras para atraer a las Fuerzas Armadas, mediante llamamientos públicos y movimientos dentro de los cuarteles apenas disimulados.

Por otra parte, hay algo de lo cual apenas se habla entre las fuerzas triunfantes, y es el hecho evidente de que el plan golpista Lasso-Páez, forma parte de un programa internacional de ataque y derrocamiento de los gobiernos progresistas de América Latina, que ha dado frutos ya en Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil, mientras avanza peligrosamente en Venezuela y Ecuador. Detrás de ese plan, como siempre, están los más agresivos círculos dominantes de Estados  Unidos, como la mafia financiera, el Pentágono y la CIA. No ver esto con claridad es no darse cuenta de lo que se oculta más allá de las urnas.

¿Qué dicen ante esto los llamados izquierdistas que se mueven tras la cola de Lasso - Páez? ¿Dónde quedó su historial de lucha contra la banca chulquera y la oligarquía caníbal? ¿En qué recodo del camino abandonaron su estruendoso antiimperialismo?

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miércoles, 5 de abril de 2017

DESAFÍOS PARA LENÍN


El soberbio banquero se hallaba pintando pajaritos en el cielo de sus ilusiones políticas, cuando el martes 4 de abril vino el alcalde Nebot, le quitó la escalera y le dejó colgado de la brocha. De nada le sirvió al banquero el pacto efectuado dos meses antes, en la primera vuelta electoral -19 de febrero- para que la significativa votación alcanzada por Cynthia Viteri le fuera endosada por disposición del alcalde a favor de Guillermo Lasso, el banquero de marras, para la segunda vuelta.


La fórmula aplicada es la misma de la derecha venezolana: calentamiento de las cabezas, primero, y luego calentamiento de las calles, con la destrucción, los incendios y los cadáveres del caso. Claro, esa es la fórmula, acompañado de una táctica perversa: ni gobernamos ni dejaremos gobernar. Sólo que aquí hay un pueblo que ha hecho suyos los postulados de la Revolución Ciudadana, reconoce los logros y beneficios de ésta y se halla lejos de desearle el infierno al “correísmo” y su máximo líder. Un pueblo que en esta última década ha vivido y aprendido a vivir en democracia, aunque esta tenga numerosos baches y limitaciones.

Desde luego, el camino para el nuevo mandatario no está sembrado de rosas y presenta grandes y numerosos desafíos, entre los cuales se cuentan los siguientes: desterrar el sectarismo posesionado en planos de dirección y militancia de Alianza PAÍS, que esta ocasión, igual que en las últimas elecciones municipales, alejó a grandes sectores de simpatizantes y permitió la consolidación y nuevos avances de la derecha.

Esto le obliga a Lenín Moreno a reconocer que su histórico triunfo no se los debe únicamente a Alianza PAÍS sino también a otras fuerzas y organizaciones afines, grandes o pequeñas, nacionales o locales, que pusieron todo empeño y no pocos sacrificios para llegar al final victorioso.

Esto, a la vez, entraña la necesidad de que estas fuerzas fraternas sean tomadas en cuenta o, al menos, consultadas para la conformación del nuevo gobierno, pues de otro modo podrían imponerse el consabido reciclaje de figuras oficiales, el amiguismo y los lazos familiares, que muchas veces resultan ser sogas para ahorcarse.

Por otro lado, se impone la urgencia de impulsar postulados que han sido postergados u olvidados, como la Revolución Agraria, que exige extirpar definitivamente el antiguo o nuevo latifundismo, crear toda clase de incentivos para el desarrollo y el retorno al campo, incluída la colocación de los auténticos representantes del sector –indígenas, montubios, cholos, pequeños y medianos agricultores en los mandos de las transformaciones del campo. Esto significa, a la vez, superar los estrechos límites de la tecnocracia y la burocracia.

Por otra parte, se impone que desde el inicio el nuevo gobierno lleve a la práctica, sin dilación ni contemplaciones, el principio repetidamente sostenido por Lenín en la campaña: combatir la corrupción de hoy y de ayer, lo que significa crear un sistema de información, vigilancia y direccionamiento oficial transparente y confiable adjunto a la presidencia, sin perjuicio de las atribuciones propias del control, el sistema judicial y la Fiscalía del Estado.

Sólo así se sentarán las bases de una nueva moral ciudadana y se afirmará la confianza del pueblo, especialmente de los pobres y marginados de siempre. He allí unos cuantos desafíos que tiene por delante el flamante abanderado del nuevo capítulo de la Revolución Ciudadana.

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